El sistema de tarjetas bancarias y dispositivos contactless ya permite viajar en colectivos y subtes de varias ciudades argentinas, pero la SUBE sigue siendo clave para acceder a tarifas sociales y descuentos por combinación de viajes.
La forma de pagar el transporte público en Argentina está cambiando. La tarjeta SUBE, hasta ahora el único medio de acceso a colectivos y subtes, ahora comparte espacio con tarjetas de crédito, débito, prepagas y dispositivos contactless.
En varias líneas de colectivo y en la red de subtes de Buenos Aires, los usuarios pueden acercar tarjetas bancarias al validador y abonar el viaje al instante. También se habilitó el pago con celulares y relojes inteligentes mediante billeteras virtuales (Google Pay, Apple Pay, MODO) y con códigos QR generados por apps como SUBE o BNA+. La implementación se extiende a otras ciudades, como Córdoba, Mendoza, Neuquén y Jujuy.
La modernización agiliza el ascenso y elimina la necesidad de recargar saldo, pero no reemplaza a la SUBE en todos los casos. La tarjeta sigue siendo el único medio para acceder a beneficios sociales, como la Tarifa Social Federal, destinada a jubilados, pensionados, excombatientes de Malvinas, beneficiarios de AUH, Progresar y Monotributo Social. También mantiene la exclusividad en los descuentos por combinación de viajes, que reducen el costo del segundo y tercer pasaje dentro de un lapso determinado.
Analistas señalan que la SUBE conservará un rol central mientras el sistema de pagos abiertos no incorpore de manera masiva la posibilidad de aplicar subsidios individuales a las tarjetas bancarias.
El escenario futuro apunta a la coexistencia de distintos medios de pago: los usuarios podrán elegir cómo abonar sus viajes, mientras la SUBE mantendrá su función en la política social del transporte público.